LA EDUCACIÓN EN BOLIVIA DE 1900 A LA REVOLUCIÓN DEL 52
El inicio del siglo estuvo marcado por el nuevo intento de introducir el Método Gradual Concéntrico
en las Escuelas. El primer intento fracasado en 1892 permitía volver a proponer un reemplazo al antiguo método parcelario, organizado en materias.
La propuesta del método concéntrico era la de aglutinar en torno a la geografía de manera vertical
las materias afines; y en sentido horizontal, en asociación con otras materias que globalizan el
conocimiento. Para obtener éxito se licenció a todos los maestros para poder recontratarlos en función de exámenes de competencia. El intento fracasó. Únicamente se logró introducirlo en la Escuela Normal de Sucre 18 años más tarde bajo la dirección del pedagogo Faria de Vasconcello. Como método pedagógico se buscaba el aprendizaje práctico, experimental, objetivo, suprimiendo el aprendizaje memorístico.
En octubre de 1903 fue designado Ministro de Instrucción el Dr. Juan Misael Saracho. El reglamentó los exámenes: uno en mayo, escrito; otro final, oral y público. Estableció la necesidad de aprobar los libros de texto por el ministerio, dándoles carácter oficial en toda la República. Se buscó la mejor formación de los maestros, instaurando un programa de becas para ir a estudiar a Chile no sólo en el campo de la educación, sino también en ingeniería, medicina, electricidad, agronomía, veterinaria y comercial. Se ocupó de la educación secundaria, dictando el plan de estudios, mediante el cual se declara también que el plan concéntrico no se puede llevar a cabo en secundaria.
En cuanto a la primaria le dio una nueva organización y la dividió en tres grados: 1º) Escuelas
Infantiles para niños de 5 a 7 años. 2º) Escuelas Completas para niños de 7 a 10 años. 3º)
Escuelas superiores para niños de 10 a 13 años.
Fue durante su período como ministro que los profesores chilenos Banderas Lebrún y Rodolfo Díaz
brindaron sus importantes asesorías tanto a la Dirección de las Escuelas Primarias como a la enseñanza de lenguas respectivamente. Posteriormente un equipo de profesores chilenos normalistas de primaria y secundaria desarrollaron una brillante labor educativa. Todas estas innovaciones fueron establecidas de manera oficial mediante el Plan General de Educación publicado por el Dr. Daniel Sánchez Bustamante, nuevo ministro desde fines de 1908. El Plan contemplaba Escuelas Modelo en cada distrito para experimentar métodos. Se determina la edad de ingreso a las escuelas primarias desde los seis años y para la secundaria desde los 11. La primaria comprendía 6 años y la instrucción secundaria.
Este ministro definió la necesidad de la creación de la Primera Escuela Normal en Sucre, por
decreto del 5 de junio de 1909, inaugurándose al día siguiente 6 de junio. Se nombró como director de esta Normal al Dr. George Rouma, colaborador de Decroly en Bélgica. La labor de Rouma fue de extrema importancia en la formación de los futuros maestros. Supo detectar los defectos y las virtudes del maestro boliviano: entusiastas al primer impulso, pero prestos al desaliento ante el primer obstáculo; alumnos inteligentes, imaginativos pero carentes de espíritu científico. Por ello se propuso formar hombres de acción, capaces, perseverantes y dotados de la curiosidad científica; asimismo constructores del alma nacional y no únicamente enseñantes. Realizó un diagnóstico sobre los aymaras y los quechuas, revalorando su espíritu creativo y su capacidad intelectual. Como fruto de estos estudios fundó dos Escuelas Normales Rurales: la de UMALA, departamento de La Paz y la de COLOMI, en Cochabamba para los quechuas.
Posteriormente Rouma pasó a dirigir el Instituto Superior para Profesores de Secundaria, fundado
en la ciudad de La Paz en mayo de 1917, lo cual mejoró notablemente la educación secundaria.
Su labor como fundador culminó con la creación de la Escuela de Artes y Oficios en Cochabamba
y la de Artes Aplicadas en La Paz.
La importancia de su pensamiento pedagógico en Bolivia justifica la extensión de este apartado
mediante un breve resumen de sus tesis.
1- La educación en Bolivia debe ser utilitaria, pragmática y practicista.
2.- Debe ser científica y formar a los alumnos en la observación, la descripción, la clasificación, la
experimentación, la inducción; es decir el método de las ciencias naturales.
3.- Activa. Los alumnos deben experimentar, comparar y razonar por sí mismos.
4.- La coeducación debe superar la separación en escuelas para niños y escuelas para niñas. La
vida familiar es un conjunto y no se da de manera separada.
5.- Integrada y globalizada, mediante el método didáctico de los Centros de Interés.
6.-Educación estética: de efectuar el proceso educativo en un lugar agradable y educar los
sentidos.
7.- Laica, fuera de la influencia de la iglesia y de cualquier credo religioso. La educación moral debía
partir desde dentro del propio educando.
8.-La educación es objeto de una política gubernamental y no únicamente interés de los maestros,
o de la existencia o no de mobiliario adecuado.
La influencia de este gran educador en el pensamiento del magisterio boliviano perdura aún en la
práctica y en la formulación de las leyes correspondientes.
Uno de los intelectuales cuyo pensamiento influyó mucho en el pensamiento pedagógico boliviano,
ha sido Franz Tamayo. En su libro Creación de la Pedagogía Nacional, declara «la necesidad de crear una Pedagogía Nacional a la medida de nuestras fuerzas y de acuerdo a nuestras costumbres, conforme
a nuestras naturales tendencias y gustos y en armonía con nuestras condiciones físicas y morales».
Establece netamente la distinción entre instrucción y educación, en cuanto que aquella provee de los conocimientos y técnicas útiles pero no llega a la vida social y moral de un pueblo, no toca a sus costumbres que son la esencia misma de su existencia. Finalmente la instrucción la educa el carácter, y la educación forma el carácter nacional. Es necesario hacer que el boliviano sepa lo que quiere y quiera lo que sabe.
Durante el gobierno de Saavedra la educación sufrió los embates del liberalismo y de la ingerencia
gubernamental, así como de la inestabilidad en la dirección política de la educación debido a los
numerosos ministros de Instrucción que se sucedieron en el período. Por otra parte, Escuelas Normales como la de Umala, Pucarani, Sacaba y Puna fueron cerradas. La educación primaria siguió descuidada y se criticó duramente las experiencias y concepciones de educación bilingüe.
En 1923 se creó el Escalafón del magisterio mediante Decreto Supremo del 21 de enero.
Felipe Segundo, sucesor de Hernando Siles en el Ministerio de Instrucción, consolidó la idea de un
Congreso Pedagógico de Siles y le dio una dimensión internacional, inaugurándose el 14 de agosto de 1925, bajo la dirección del nuevo Ministro de Instrucción el Dr. Carlos Paz.
El 9 de diciembre de 1925, el nuevo ministro, Carlos Anze Soria emitió un nuevo Plan de Estudios
que establece la duración de seis años para los estudios secundarios, en lugar de siete, divididos en dos ciclos de tres años: El primero es el Ciclo de Cultura General, cuya finalidad es la de complementar la educación primaria. Necesario para ingresar a la Escuela Normal de Preceptores y profesionales. El segundo ciclo de cultura especial o de preparación para las facultades. Este último comprendía tres secciones: Matemáticas, Biológicas y Literarias, que preparaban para los estudios en Ingeniería, Medicina y Derecho respectivamente. Había materias comunes a las tres secciones: Lógica y Moral, Geografía e Historia, Inglés y Francés, Dibujo, Trabajos Manuales, Gimnasia y Música.
El método de enseñanza era experimental. Los exámenes eran sobre todos los trabajos realizados
durante el año.
Los esfuerzos que realizaba Bolivia para mejorar su Educación, no beneficiaban a los campesinos
ni a los indígenas. Esto motivó la «cruzada nacional pro-indio» proclamada por el presidente Hernando Siles al asumir la presidencia el 6 de enero de 1926.
El magisterio comenzó a organizarse en cooperativas, mutuales y asociaciones que dieron lugar
a la creación de la Liga Nacional del Magisterio. Al frente del Magisterio de Instrucción fue nombrado el pedagogo belga Adhemar Gehainm.
En abril de 1926 se creó el Instituto Normal Rural Superior y se inició la «cruzada Pro-Indio», que
fracasó debido a las condiciones sociales existentes y a la oposición de los gamonales.
El 22 de mayo del mismo año se creó la Academia de Bellas Artes en sustitución de la Escuela de
Artes Aplicadas fundada años antes. Se fundaron otras escuelas como la de Artes y Oficios en Tupiza, la de Práctica Elemental de Agricultura y Ganadería en San Pedro de Charcas; de Agricultura en Italaque, además de la de Hilados y Tejidos en Magdalena y un Instituto de Agronomía en Santa Cruz. Este período fue particularmente rico en legislación y en reformas de los planes de estudio. Por D.S. de 31 de agosto de 1927 se aprobó el plan de reforma del Kindergarten y creó el laboratorio de Pedagogía Experimental para el estudio de las posibilidades psico-pedagógicas del niño boliviano. El 3 de febrero de 1928 se autorizó a Lino Cañipa la fundación de la Academia Superior de Música de Oruro y mediante D.S. de 21 de agosto de ese año, se aprobaron nuevos planes y programas de Educación Primaria.
Mediante D. S. de 21 de enero de 1929 se aprobaron las bases, planes y programas de instrucción
secundaria. Este mismo año, el D. S. de 14 de febrero creó 5 categorías docentes con premios
pecuniarios de 10 % por categoría. Mediante otro decreto se declaraba titulares a los maestros interinos con más de 10 años de servicio, reconociéndoles la inamovilidad y los mismos derechos que a los titulares. Fue autorizada la creación de la Escuela de Comercio y Agrimensura de Cochabamba (Ley de 28-12-1929) y restablecida la Escuela de Agricultura y Ganadería en la misma ciudad.
En La Paz se inauguró la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (D.S. de 14 de octubre de 1929).
En esta época las comunidades comenzaron a construir escuelas rurales. Es así que a solicitud
de los campesinos se autorizó la creación de 40 escuelas por cuenta de las comunidades. También se decretó la obligatoriedad de fundar una escuela primaria por los propietarios de los fundos rústicos con más de 25 colonos. En cuanto a la gestión se dictó la uniformidad de programas y horarios y reglamentos para escuelas, colegios, institutos profesionales y de artes y oficios, sean fiscales o particulares.
Se publicaron textos oficiales como El Patriota, EL Lector Nacional, Pensamientos Infantiles, ABC
Boliviano, y otros. Las escuelas municipales adquirieron un buen prestigio. Sin embargo el campo seguía abandonado.
En el siguiente período, bajo el mando de una junta militar, se sancionó la autonomía de la
Educación mediante D.L. de 25 de julio de 1930. La finalidad quedó manifiesta en la introducción que, a la letra rezaba: «Con el propósito de emancipar la educación pública de malsanas influencias políticas y de hacer de ella una función social adecuada a sus propios fines»11
Se publicó un Estatuto político para normar las labores de la junta y otras funciones. En el art. 23
se proclamaba la Autonomía Universitaria y creaba el Consejo Nacional de Educación. El Concejo
Supremo Universitario debía coordinar y armonizar las casas superiores de estudio.
En cuánto a la educación primaria el Art. 5º ampliaba las posibilidades de educación para las clases campesinas y laborales. Obligaba a los patronos de fincas, de empresas mineras, industriales y de sociedades de cualquier explotación a sostener el funcionamiento de las escuelas primarias. En el Art. 13 º se descentralizaba la función Administrativa del Concejo Nacional y se creaban los Concejos Departamentales y, en las capitales de provincia, Concejos auxiliares.
El 21 de enero de 1931 apareció el Plan de Organización de las Escuelas Normales para Maestros
Indígenas, fijos y ambulantes. Las Normales Rurales, por su orientación, sólo habían dado maestros mal preparados. Ahora se buscaba la formación de maestros auténticamente indígenas, criados en el campo, para que pudieran ser los verdaderos educadores.12
Mediante la creación del Instituto Normal Superior se entregaba la autonomía a los maestros. Sin
embargo, ésta fue suprimida al clausurar definitivamente las actividades del instituto el 31 de diciembre de 1931 por decreto del. Dr. Salamanca, presidente de la República.
En noviembre de 1931 se rehabilitó la Escuela de Agronomía de El Tejar de Tarija. En cambio
las leyes del 28 de noviembre terminaron con las Escuelas de Ingenieros de Oruro y la de viticultura
de Cinti.
En este contexto, de Escuelas Normales que se crean, otras que se suprimen, escuela para
indígenas en discusión, sin llegar a realizarse, autonomía universitaria precaria, planes y programas
cambiantes, surge una experiencia única en América Latina, la Escuela Indigenal de Warisata.
Excelente material
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